Culpa y miedo son los argumentos más poderosos del ego para limitar tu capacidad de hacerte responsable de tus actos.
No eres consciente que de esta manera estás renunciando a tu poder y a tu libertad.
Empodérate, abraza la culpa y pon el miedo a tu favor
• Discúlpate sin justificarte: mira hacia tu interior y reconcíliate contigo mismo. Descubrirás que quien necesita el perdón eres tú.
Encontrar y gestionar el origen de la culpa puede ayudarte a comprender que el perdón sólo tiene que ver contigo y con el castigo que te impones perpetuando el dolor en ti.
• Culpar a otros no te libera: observa los comportamientos que usas para hacer sentir culpables a los demás. Esto es clave para que comprendas por qué sigues repitiendo las mismas experiencias conflictivas en tu vida y de qué manera te convertiste en tu propio victimario.
•La culpabilidad espera castigo y no olvida el pasado: no culpes al pasado de lo que te ocurre en el presente. Si estás repitiendo el mismo conflicto es porque no has aprendido lo que el drama te está enseñando.
Cuando aprendes, trasciendes, te liberas y dejas ir situaciones y personas de tu vida sin culpar ni juzgar. Comprendes que la magia del perdón te devuelve la conexión con tu verdadera esencia y tu experiencia de vivir fluye en coherencia.