“El ego es un intento de la mente errada para que te percibas a ti mismo tal como deseas ser, en vez de como realmente eres. UCM
El ego es un personaje que nace de la experiencia de sentirnos separados de la unidad con nuestro padre creador y de nuestro verdadero ser.
Al perder esa conexión necesitamos crear valores para regirnos y aprendimos a definirnos.
Así aparecieron la culpa y el miedo, que el ego usa como defensas para resistirse al cambio y convencernos de que todo lo que nos ocurre viene de afuera.
Por eso vamos por el mundo mostrándonos de tal manera que agrademos, que encajemos, que no nos juzguen, y eso estresa, desgasta, produce infelicidad y enferma.
El ego no es el protagonista de nuestra vida, tampoco es necesario tenerlo de amigo, mucho menos tenemos que atacarlo, controlarlo o suprimirlo.
Sólo tenemos que observar sus ideas y abandonarlas si no representan la mejor posibilidad que deseamos experimentar.
Para desmitificar el personaje de ego, comencemos por dejar de sentirnos ofendidos por las acciones o comportamientos de terceros.
Exploremos lo que pasa si quitamos el “me” a lo que percibimos como ataque: “me criticó” criticó, “me gritó” gritó, “me insultó” insultó.
Evitemos pensar en términos de pérdida o ganancia, el universo es equilibrio, perfecta armonía y abundancia para todos.
Es inútil desgastarnos buscando tener siempre la razón, somos seres emocionales y son las emociones las que impulsan nuestras decisiones.
Somos seres únicos viviendo una experiencia que nuestra alma eligió para su crecimiento.
Los vacíos del ser no se llenan con el tener, desconectarnos de lo no esencial nos conecta con la felicidad que ya tenemos.