La epigenética dice que experiencias, emociones, pensamientos y creencias conforman la expresión de nuestros genes.
La vida de nuestros ancestros y sus experiencias emocionales, sus creencias tienen la capacidad de afectarnos directamente. Esta información epigenética tiene el poder de vincular nuestro pasado y nuestro presente presente de una manera inimaginable anteriormente.
Los estudios actuales revelan que la información genética es estable e imborrable, mientras que la información epigenética o por encima del gen donde se graban las experiencias emocionales, es inestable y se puede revertir al equilibrio, es decir se puede modificar.
Esto quiere decir que repetir experiencias dolorosas que vivieron nuestros padres o abuelos, no representa un destino, mucho menos un castigo, sino la posibilidad de revertirlas, sanarlas, modificarlas.
Para reescribir una nueva información que genere cambios sostenibles, necesitamos desarrollar de la capacidad de observar y gestionar nuestros pensamientos, sentimientos y emociones.
Gestionar no es liberarse de ellos, es hacernos conscientes de que están ahí, darles su justo valor y movernos al cambio, desde el amor consciente, sin juicios, sin miedo y sin culpa.
Gestionar es comprender que todos hemos sido programados, pero que eso no nos condena. Tenemos la capacidad de re-calcular la información para viajar libres de equipaje por la vida.
Si cambiamos el ambiente emocional podremos reescribir nuestra vida. Nathalie Zammatteo
Nuestros comportamientos pueden reeducarse. Nuestro cerebro se puede re-cablear y nuestras etiquetas epigenéticas se pueden invertir. Algunas trampas del pasado pueden desactivarse para mayor beneficio de nuestra salud y bienestar emocional en general.