Un acto de amor consciente

Curar las heridas de la infancia es un acto de amor consciente. Nos permite comprender los posicionamientos rígidos y encontrar nuevas formas de resolver nuestros conflictos interpersonales.

Todos llevamos en nuestro interior heridas de la infancia que inevitablemente se van a manifestar en nuestras relaciones.

Esto es un llamado de ese niño que se quedó suspendido en el tiempo en espera de curarlas.

Muchos conflictos en nuestras relaciones están relacionados con las heridas de la infancia que alteraron la valoración, el amor por nosotros mismos y la confianza en los demás.

Atender los llamados del niño interior tiene un papel fundamental en la recuperación del compromiso con la madurez, la disciplina y la autovaloración.

Comienza a atender tu niño herido, enfocando tu observación consciente en aquello que si puedes cambiar para mejorar tu vida y toma acciones asertivas.

Entrenando tu mente y pensamientos a alejarte del victimismo.

Re-visitando tu infancia para abrazar tu niño herido y comprenderlo desde una nueva perspectiva.

Observando conscientemente aquellas experiencias relacionadas con el reconocimiento o la desaprobación, en el ámbito del afecto o carencias afectivas.

Dándole a ese niño tu amor maduro para que se sienta seguro y confortado.

Dice Marianne Williamson que “en una relación sagrada se entiende que todos estamos heridos, pero que estamos allí para sanar” No te esfuerces por mejorar tu relación con tu pareja, enfócate en sanar tu relación con tu historia de vida y tus heridas.

Maria Helena Bridgman

Maria Helena Bridgman

Asesora de vida, coach para el bienestar emocional. Maestra, Certificada en Pedagogía y Bioneuroemoción® Especialista en gestión emocional.
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