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Ser padres

Nuestra responsabilidad es hacerlo mejor

Sanar nuestras heridas emocionales de la infancia, debe ser nuestra responsabilidad consciente, si queremos liberarnos del dolor y crear vidas plenas.

Si nuestros padres hubieran sabido cómo hacerlo lo habrían hecho mejor. No obstante esas heridas y traumas de la infancia determina la forma en que respondemos a la vida en el presente.

Una forma de búsqueda inconsciente de resolución a estos traumas es relacionarnos con personas que nos hagan daño en la forma que fuimos heridos cuando éramos niños.

Es como si los cables en nuestro cerebro se hubieran cruzado cuando estos eventos ocurrieron y olvidamos como expresar amor y crear relaciones en respeto.

En cambio, desarrollamos características de personalidad que llamamos defectos, que, en realidad son expresiones de una herida abierta que no sabemos cómo curar.

Por eso es tan importante la auto indagación emocional, la auto observación en esos momentos en los que estamos repitiendo ciertos dramas en nuestra vida, para poder gestionarlos y re-programarnos conscientemente .

Ponernos a un lado del drama, ver el trauma, sentirlo y preguntarnos con calado y con hondura:

¿Qué es lo que estamos haciendo para atraer personas que actúen en la película de nuestra vida con drama?

¿Qué clase de persona estamos atrayendo a nuestra vida?

¿Personas que nos rechazan y critican? ¿parejas que no nos apoyan? ¿jefes que no nos valoran o ignoran? ¿Parejas que nos ignoran? ¿Cuáles son las conductas que hemos desarrollado para asegurarnos de que este drama continúe repitiéndose?

Luego preguntarnos: ¿quién fue esa persona importante en nuestra infancia que nos abandonó, rechazó o traicionó?

¿Qué personaje o figura importante nos desvalorizó y se negó a ayudarnos y apoyarnos cuando éramos niños?

Reconocer y comprender esta clase de eventos, nos ayuda a mirarlos de otra manera, a integrarlos y trascenderlos.

¡Nuestra responsabilidad es hacerlo mejor!

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Ser padres

El sacrificio no ayuda a tus hijos

Los hijos llegan cuando tienen que llegar, aunque pensemos que los podemos planear. Hay excepciones, pero la gran mayoría de nosotros llegamos a la fiesta de nuestros padres sin invitación previa activándose temprano la creencia en el sacrificio como virtud.

Seguramente al llegar dedicaron tiempo a nuestro cuidado, nos amaron y nos brindaron protección.

No obstante, la tarea de ser padres ha estado asociada históricamente al sacrificio y al sacrificio como virtud.

Y como el sacrificio espera recompensa, creamos expectativas tales como que, la vida de nuestros hijos tiene que ser mejor que la nuestra, ¡para eso nos sacrificamos!

Esto crea en ellos una presión que no saben cómo gestionar y termina expresándose en conductas y comportamientos disonantes que como padres nos cuesta tanto comprender. 

No fuimos conscientes de haber cambiado nuestro rol de proveedores de amor y confianza, por el de controladores. 

Esto lo hicimos impulsados por nuestros miedos mas profundos, creencias e inseguridades, formados en nuestros propios sistemas familiares. 

Además de las propias experiencias vividas, también influyen las herencias emocionales que afectaron a nuestros ancestros y no
fueron gestionadas. 

Si te detienes a observar tu propia vida te darás cuenta de que hay situaciones que se repiten en la historia de tu familia y en la tuya, a pesar del sacrificio y mejores esfuerzos . 

Tu puedes cambiar la creencia en el Sacrificio como virtud y crear un ambiente emocional que favorezca relaciones de respeto y gratitud con tus hijos… 

1. Observa el conflicto y los posicionamientos rígidos que crean resistencia de parte y parte. “Todo lo que resistes persiste” 

2. No rechaces el miedo, tiene una intención creadora y hace parte de tu viaje. 

4. La práctica del autoconocimiento emocional es la base de tu crecimiento espiritual, mental y físico.

5. Las dificultades en la relación con tu hijo te hablan de lo que estás proyectando. Todo lo que gestionas y trasciendes en ti, se verá reflejado en lo que proyectas en tu entorno. 

¡Dedícate a ti y desaparecerá el deseo de sacrificarte por los demás!

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Disciplina a tu hijo desde el amor consciente

Mayormente no somos conscientes de cuánto miedo y creencias limitantes estamos proyectando en nuestras reacciones y formas de disciplinar a nuestros hijos.

Es durante la crianza de nuestros hijos, donde ponemos en marcha toda la programación y creencias, conscientes e inconscientes que recibimos y formamos a partir de nuestras experiencias y percepciones del mundo.

Esto nos ha llevado a enfocar nuestro rol de padres en la disciplina. No es que la disciplina sea mala. Lo importante es mirar desde donde estamos disciplinando a nuestros hijos, si desde el amor o desde el
miedo.

Te comparto algunos recursos que han ayudado a mis clientes a cambiar creencias y formas rígidas de pensamiento. A conocer y sanar la forma de percibirse a sí mismas y a su entorno. A fortalecer el equilibrio, la libertad emocional y las relaciones con sus hijos.

1- Estar dispuesta a entrenar tu capacidad de auto-observación. Abandonar el juicio y olvidarte del victimismo te hace vivir en el presente, el único instante donde tu cuerpo existe por lo tanto donde puedes ser creador.

2- Confiar en ti mismo, y en lo que ya has hecho y estás haciendo por tu hijo. Le brindará seguridad y confianza para asumir responsabilidad por sí mismo en libertad emocional. Y a ti te ayudará a abandonar la necesidad de control.

3- La nueva ciencia dice que solo un 17% de tu herencia genética afecta o define tu carácter, tu personalidad o el curso de tu vida. Así que tienes 83% de posibilidades para crear tu destino. Confía en ese inmenso potencial, en tu intuición y permite que la vida fluya.

4- Para sanar tu proyección es necesario sanar primero la forma en la que te percibes a ti y al mundo. La calidad de las emociones que creas en tu corazón determina la calidad de tus pensamientos, sentimientos y comportamientos.

La armonía, el bienestar y el equilibrio en tu vida y en tu entorno, están directamente relacionados con tu estado emocional, por lo tanto, lo que se gestiona no son los problemas y los conflictos sino tu mundo emocional.

El compromiso para el cambio que deseas en las relaciones con tus hijos es contigo misma. Deja de buscar soluciones fuera de ti.

Emprende el viaje del héroe con la determinación de llegar al encuentro con tu Ser y con la verdadera función de tu vida en esta tierra. No será fácil como tampoco quedarte donde estás. ¡La elección es tuya! 

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No puedes evitarles el dolor a tus hijos

 

El dolor es inevitable en la experiencia de vivir, por lo tanto no puedes evitarles el dolor a tus hijos aunque mucho lo desees.

El dolor tanto físico, como emocional, es un maestro en este viaje.

El problema surge cuando elegimos el sufrimiento como respuesta a esas experiencias dolorosas.

Los dolores, los desencuentros, los conflictos, los fracasos, las decepciones que no se gestionan se van quedando a la espera de una
solución. Por eso vemos que en nuestras familias se repiten ciertas historias generación tras generación.

La vida de nuestros ancestros y sus experiencias tienen la capacidad de afectarnos directamente.

La ciencia de la epigenética nos demuestra que heredamos además de la información genética que es inalterable, otra información que nos llega grabada por fuera del gen, y que vincula nuestro pasado, presente
y futuro de una manera inimaginable.

Erróneamente se nos ha inculcado la idea de que la repetición de experiencias e historias, especialmente aquellas dolorosas o desagradables son cosas del destino que hay que aceptarlas como una especie de castigo.

Desear que esas experiencias desaparezcan irónicamente hace que el dolor se perpetúe y sea aún mayor.

No has nacido ni culpable, ni condenado al sufrimiento.

Las dificultades y conflictos que vives contigo mismo y con tu
hijo de cualquier edad, son oportunidades para atender los dolores y
desencuentros que han estado a la espera de una nueva comprensión para finalmente ser integrados y trascendidos.

He aquí recursos que te pueden ayudar a gestionar y sanar el origen de tus conflictos emocionales que se están reflejando en la relación con tu hijo.

1- La información con la gestionas tu vida es como un inmenso iceberg. Tu mente consciente, tu cabeza, es la parte visible que sólo maneja entre el 3 y el 5% de la información con la gestionas tu vida. Por lo tanto, quien en realidad está definiendo tus pensamientos, sentimientos, emociones, experiencias y conductas es tu mente inconsciente.

“Por eso toda experiencia de dolor produce una emoción que va a
conectar con tu mente inconsciente, para que vuelvas a esa
información que necesitas comprender de manera consciente”

2- La información es energía que ni se crea ni se destruye sólo se puede transformar. Tú eres el único creador de lo que llamas tu realidad por lo tanto el único que puedes cambiarla. “Para que haya transformación personal consciente necesitas sanar la manea en la que has estado percibiendo tu mundo y el mundo que te rodea. Esta es tu gran responsabilidad”

3- El aspecto material es parte de la experiencia que fluye y se disfruta cuando comprendes que los vacíos del ser no se llenan con el tener. “Eres un ser espiritual viviendo una experiencia humana.”

 Conecta con tu Ser y tu infinita fuente de amor y permite que fluya ese estado de plenitud y se refleje en todos los aspectos de tu vida. 

“Si el miedo y el amor no pueden coexistir, y si es imposible estar completamente atemorizado y seguir viviendo, el único estado de plenitud posible es el del amor.” UCM

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Ser padres conscientes

Criar hijos es una tarea que nunca nos han enseñado cómo hacer. Tampoco existe una fórmula que garantice una crianza ideal.

No hay padres ideales, somos humanos programados por creencias, culturas y formas de pensamiento que de manera inconsciente nos llevan a repetir los mismos patrones con los que nos criaron.

Si es posible aprender a ser padres conscientes tomando la decisión de sanar nuestra historia de vida, de conocer y comprender las herencias emocionales, así como las creencias que limitan nuestra forma de relacionamos con nosotros mismos y con los demás.

Podemos aprender a observar nuestras proyecciones como recurso destilar la información que les estamos dando a nuestros hijos, que determinará gran parte de sus vidas.

Como dijo El Profeta…

Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos. Pues ellos piensan por sí mismos.

Puedes ofrecerles techo a sus cuerpos, pero no refugio a
sus almas. Pues sus almas tienen albergue en la mansión del mañana y tú,  no podrás visitarla, ni en sueños.

Puedes esforzarlos a que sean ellos mismos, pero no busques que se parezcan a ti, pues la vida no vuelve sobre sus pasos ni se rezaga en los días pasados.