Los seres humanos somos como un inmenso bosque.
Todos estamos interconectados por nuestras raíces, nuestros ancestros. Creamos nuestra vida en base a las creencias que habitan en la tierra húmeda de nuestros pensamientos.
Nuestras emociones nos mueven a crecer y adaptarnos al medio ambiente, determinando nuestra forma de comportarnos, como la sabia en los árboles circula moviendo su energía.
Nuestras conductas y actitudes, son como los tallos del árbol, producen hojas y frutos.
Con nuestras decisiones y acciones sostenemos desde la raíz hasta los frutos de nuestra vida.
Un bosque se renueva y se sostiene porque renueva su tierra permanentemente. Para renovarnos nosotros desde la raíz, hemos de aprender a cambiar nuestro sistema de pensamiento y de creencias.
Como el inmenso bosque que mantiene su vitalidad del humus que crea al despojarse de sus hojas, nosotros debemos usar la humildad para soltar el apego al pasado y hacer del presente una experiencia plena y vibrante.