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Transformación personal

¡Las crisis no dañan, TRANSFORMAN!

“Tengo miedo de volar dijo la oruga a la mariposa…

Es natural temer a lo desconocido y sabio comprender que las crisis no dañan, TRANSFORMAN.

No obstante, cuando la oruga recibe la señal biológica de detener su movimiento y su instinto de comer, ella confía, sigue su naturaleza interior y se entrega a su proceso de transformación.

Sabe que estará inmóvil y vulnerable, pero no lucha, no protesta, ni se victimiza, porque es honesta con su propósito. Se entrega a su proceso con mansedumbre y generosidad, consciente de su indefensión.

Se encierra en la oscuridad de su crisálida y experimenta pacientemente la transformación silenciosa que le dará el júbilo de volar en libertad.

La vida nos ofrece crisis para desarrollar habilidades. Nos da señales a través de experiencias que llamamos dolorosas para que las alumbremos desde nuestro interior y demos nacimiento a un nuevo estado de conciencia, a un nuevo estado de ser, de estar y de relacionarnos.

A diferencia de la mariposa, nos dejamos llevar por la mente y el ego que buscan salidas o soluciones que nos alejen de la incomodidad, impidiendo el nacimiento de ese nuevo estado.

¿Pero qué pasaría si como la oruga, confiáramos, nos detuviéramos, guardáramos silencio y nos entregáramos con generosidad a vivir los procesos que nos regalan las crisis?

1-   Dejaríamos de sentirnos víctimas, para hacernos conscientes de que tenemos información y programas que nos condicionan inconscientemente y tomaríamos acción para el cambio.

2-   Tomaríamos conciencia de que todo ocurre dentro de cada uno, por lo tanto, dejamos de culpar a los demás, los liberaríamos y nos liberaríamos.

3-   Estaríamos más atentos a nuestras proyecciones para sanar nuestras percepciones.

4-   Abandonaríamos el juicio, la adicción más tóxica y destructiva.

5-   Abrazaríamos las crisis como posibilidades de transformación

Si no vuelas serás infeliz porque tendrás que renunciar a muchas cosas, entre ellas a tu libertad y eso te hará depender de los demás. Respondió la mariposa a la oruga!

María Helena
Bridgman

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¿Tratando de ser quien crees que debes ser?

Tal vez hoy te estés castigando al sentir que no eres suficiente. Quizás pienses que deberías ser algo más a estas alturas de tu vida, o sigas comparándote con otras personas.

Son muchas razones por las que te castigas, pero todas conducen a un motivo principal: estás tratando de ser quien crees que debes ser.

Esto te obliga a ser duro contigo mismo y es la principal fuente de estrés para la mayoría de las personas. Las cosas no salen bien, no estás en paz y siempre sientes que te falta algo.

Tratar de ser quien se supone que debes ser, es auto-tortura.

Porque lo que crees que eres es una alucinación mental hecha de las expectativas de otras personas, sobre otros valores que adoptaste para obtener su aprobación.

Pero cuando tocas fondo y ya no puedes mantenerte en este molde que te hace sentir cada vez más pequeño, es cuando tienes una posibilidad de salir al encuentro de ti mismo.

Si no eres alérgico a la transformación, te das cuenta de que comenzar a reconocer todo aquello que te está limitando es un paso hacia la liberación del ser único que eres.

Y por extraño que perezca cuando dejas de invertir tu energía vital en tratar de ser quien crees que debes ser, tu vida se convierte en una aventura real.

Cuando alimentas la curiosidad por saber quien eres, permaneces abierto a divorciarte de las ideas, expectativas y creencias de lo que NO eres tú. Sales del viejo molde y te permites evolucionar y expandirte continuamente hacia la versión del Ser que eres.

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Equilibrando el poder del ego

Aprender a vivir sin las cargas del ego que siempre esta deseando que seas como deberías ser y no como en realidad eres, requiere que desarrolles la capacidad de equilibrar su poder.

¡No naciste para ser perfecto! comienza por aceptarte con toda tu imperfección, es una fuente de posibilidades de crecimiento y aprendizaje.

Es saludable abandonar tus niveles de auto exigencia y sobre todo dejar de hacer las cosas porque ¡tienes que o debes de! y detenerte en los momentos que te estés exigiendo más de lo puedes.

El ego cree que tienes que hacer cosas especiales para validar tu ser y terminas desarrollando otros comportamientos como la critica, la intolerancia, la inflexibilidad.

No permitas que ese juez interno que te exige y te critica por tu imperfección, vuelva pesado tu viaje cargándolo con insatisfacción, tensión, frustración.

Equilibrando el poder del ego dejas de querer cambiar lo que percibes del mundo para enfocarte en lo que puedes cambiar de ti mismo.

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Somos hijos del amor

El amor es la fuente de la creación y el pulso que mantiene y equilibra el orden universal. Nosotros somos hijos de ese amor.

Nuestra experiencia transitando por esta tierra con una mente que percibe e interpreta lo que ve, como su realidad.

Nuestra mente produce alrededor de setenta mil pensamientos diarios, y el noventa por ciento de estos, son los mismos del día anterior, repitiendo

Todo lo que pensamos genera unos sentimientos que conducen a emociones. Y las emociones determinan nuestras decisiones, acciones y conductas.

Esto quiere decir que vivimos repitiendo decisiones, acciones y conductas,  por lo tanto cada día estamos creando las mismas experiencias y a esto le llamamos realidad.

No somos conscientes de que no estamos creando ninguna realidad, sino viviendo en una sucesión de hechos que nos alejan de nuestro propósito creador, del amor y de la felicidad con los que nacimos.

Vivir como hijos del amor implica la observación consciente y el compromiso entrenar y nuestra mente y su forma de pensar

“Ser feliz es fácil, sólo debes escuchar a tu corazón antes que intervenga tu cabeza que está condicionada por la memoria que complica todo con cosas viejas, con ordenes del pasado, con prejuicios que enferman que encadenan. Con la que divide y empobrece, la que no acepta que la vida es como es y no como debería ser” – Facundo Cabral.